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domingo, 20 de febrero de 2011

Grave Islas del Ibicuy

Policiales

Familia de un campo de Ibicuy vive amenazada por los narcos


Un matrimonio de productores rurales y sus cuatro hijos, que en septiembre del año pasado encontraron en su finca dos cargamentos de marihuana arrojados desde avionetas, soportan amenazas telefónicas y balaceras periódicas en el establecimiento El Charolais, a 60 kilómetros de Ibicuy, pese a que cuentan con custodia policial. Denuncian que las autoridades no toman las medidas necesarias para poner fin a la situación y creen que los delincuentes buscan obligarlos a abandonar el establecimiento para operar con tranquilidad.


Los matreros se han agiornado: incorporaron avionetas, celulares y lanchas rápidas. Pero siguen siendo amos y señores en su país, ese gran desierto verde de las islas del sur de Entre Ríos, que por feraz y feroz asombró a Fray Mocho a fines del siglo XIX.
En medio de la nada, en Brazo Largo, a 60 kilómetros del pueblo más cercano (Ibicuy), viven Oscar Maglioni, su esposa Fabiana, y los cuatro hijos varones de 24, 19, 16 y 14 años.
El establecimiento El Charolais, un campo bajo de 850 hectáreas de su propiedad, fue noticia el 19 de septiembre del año pasado, cuando Maglioni encontró desparramados, flotando entre los camalotes de un bañado, treinta paquetes de marihuana, y los entregó a la Policía. Diez días después encontró veinte paquetes más, ubicados a unos 2.000 metros del lugar del primer hallazgo.
“Desde ese momento vivimos una película de terror” definió Fabiana Parada, la esposa de Maglioni que ayer dialogó por teléfono con EL DIARIO.
Contó que comenzaron a sufrir todo tipo de amenazas y agresiones. Por ejemplo, mencionó que una noche del año pasado sufrieron un ataque a tiros por parte de un grupo bajó de una lancha en la costa del arroyo Baltazar, a 600 metros de su casa. “Uno de mis hijos vio movimientos de una lancha y alumbró con una linterna. Se bajaron y se tirotearon con el policía que teníamos como custodia. Tuvimos que encerrarnos en un galpón y tirarnos al piso. Nos salvamos de milagro” aseguró la mujer.
Los agresores amenazan por teléfono a los Maglioni desde hace cinco meses. El jueves pasado se produjo una nueva intimidación: “Estábamos en el patio con el policía y pasó una avioneta a baja altura, unos 35 o 40 metros. Era un avión amarillo sin identificación en la que iban dos hombres que nos miraban. Inmediatamente nos llegó un mensaje de texto que decía ‘los tenemos ubicados’. Es terrible lo que estamos pasando” expuso Fabiana.
ACTUACIONES. “El caso tiene algunas características verdaderamente extrañas” reconoció el abogado Darío Carraza, de Gualeguaychú, que asesora a los Maglioni. “Esta familia vive una situación de terror y está convencida de que los narcotraficantes quieren obligarlos a irse del campo” explicó el abogado a EL.DIARIO.
Carraza acompañó ayer a las víctimas a Concepción del Uruguay, porque fueron citados para declarar como testigos en la causa por el hallazgo de drogas, por la fiscal María de los Milagros Squivo. “Los llevaron con chalecos antibala en un operativo inusual” señaló el letrado. Una vez en el despacho de la fiscal, Oscar Maglioni debió ingresar solo porque no dejaron entrar al abogado. “Es todo bastante misterioso y llamativo”, definió Carraza.
Fabiana Parada se quejó por el manejo de la policía en el caso. “La fiscal nos dijo que le habían informado que recibimos un mensaje de texto que decía que un hijo de mi marido es adicto” (un hijo de un primer matrimonio de Maglioni, de unos 40 años, que no vive con ellos en Brazo Largo). “Pero nunca le habían comunicado al Juzgado sobre las otras amenazas y ataques. Mi marido le mostró el celular a la fiscal y se quería morir por todo lo que estamos pasando” relató la mujer. Los Maglioni dan a entender que la policía trata de vincular los hechos con la supuesta adicción del hijo mayor de Oscar, que nunca vivió en El Charolais y hace años que no tiene problemas con las drogas. MOLESTAN. Los Maglioni sostienen que son víctimas de un plan intimidatorio persistente, con el objetivo de que vendan el campo.
La inmensidad despoblada y poco vigilada del sur entrerriano es terreno propicio para el tráfico. Fuentes periodísticas de Gualeguaychú indican que en la zona operarían narcos que ingresan droga por vía aérea a la mesopotamia, y usan las islas para hacer el trasbordo a lanchas rápidas. “Aprovechan el ancho del delta para llegar sin obstáculos a la provincia de Buenos Aires” dijo un periodista de la zona que cubre este y otros casos de droga arrojada desde avionetas. En ese sentido, la familia acosada piensa que los traficantes intentan alejarlos del lugar para operar con mayor tranquilidad.
Carraza dice que no está en condiciones de desechar ni probar esa hipótesis. Tampoco puede descartar que alguien esté tratando de aprovechar la situación para amedrentar a los Maglioni y obligarlos a vender a precio vil el establecimiento El Charolais, y otro campo de su propiedad y similares dimensiones, llamado Tormenta de Islas, ubicado en la misma zona.
CANSADA. Fabiana Parada de Maglioni le dijo a Radio Máxima de Gualeguaychú que a raíz de esta situación tiene problemas de presión arterial, que la llevaron a perder un embarazo de cuatro meses. “No es vida la que pasamos, yo no quiero que llegue la noche”, confesó la mujer.
“Hemos perdido hacienda. Las lanchas van y vienen por las islas sin que nadie controle nada. Estoy cansada de ir a hacer las compras al pueblo, acompañada con un policía con escopeta que queda en la puerta de los negocios. Tenemos custodia pero no sirve de nada. Estos tipos se manejan con una impunidad terrible” se quejó la mujer en la entrevista que concedió a EL DIARIO. Sin ocultar su molestia, Fabiana resaltó que la policía no comunica las amenazas a la Justicia: “cada día desconfiamos más de la policía. Se lo dijimos a los del Juzgado Federal” apuntó.

| Dario Cagliero


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