un programa independiente

un programa independiente
no a la contaminacion

domingo, 13 de febrero de 2011

El vocero isleño Lapolitica del miedo

Hay dos premisas de las que parte la siguiente exposición: el ser humano es un ser social y las emociones se contagian. Estas dos ideas unidas a la extensión de la información a través de los medios de comunicación han producido que se haya impuesto en nuestra sociedad lo que se conoce como política del miedo. Antes de la aparición de los periódicos y otros medios masivos de información existía, lógicamente, el miedo, pero un miedo abstracto (el miedo a la muerte, al castigo de Dios...) un miedo que era más difícil de direccionar en un sentido concreto, porque los mensajes no llegaban a toda la población. Esta situación cambia y alcanza su apogeo en el siglo XX al unirse a los periódicos (que después de todo necesitaban a gente que supiera leer), la radio y la televisión. Es en el siglo XX, cuando realmente la política del miedo se instaura en todo su esplendor. El objetivo es mantener a la sociedad asustada, ya que, cuanto más asustada esté, menos racional será su comportamiento y se dejará llevar por las consignas de quien consideré que pueda solucionar la causa que produce el miedo. En este sentido, el ser humano, al estar asustado, se comporta como una manada que sigue al líder, se convierte en un animal incapaz de pensar por sí mismo y que se deja llevar. La idea es atractiva para muchos poderes y no es muy difícil pensar en ejemplos a lo largo del siglo XX, como el miedo que se despertó entre los ciudadanos, tanto en EEUU como en los países comunistas, durante toda la guerra fría. No hay que irse muy lejos, ni en el tiempo ni en el espacio, para descubrir el uso de la política del miedo en nuestro país. Podemos observar, que en cada proceso electoral los partidos políticos están más preocupados en crear un estado anímico en sus electores, que les lleven a votarlos en masa, que en exponer sus ideas y tratar de convencer a los electores racionalmente. El esfuerzo para el político es mucho menor. Pero la política del miedo no es un instrumento exclusivo de los políticos, también se sirven de ella los medios de comunicación. A los medios de comunicación la alarma social, el miedo les es igual de útil que a los partidos políticos. Una sociedad alarmada, con miedo se engancha a los medios porque quiere saber más, quiere escuchar una noticia que le permita estar tranquilo y, por tanto, incrementará la audiencia de dichos medios de comunicación. Y eso, es lo que está pasó, vergonzosamente, con la denominada fiebre porcina (ahora denominada gripe A (H1N1) para no perjudicar la venta de carne). Vamos a ver unos datos relativamente objetivos: La gripe normal tiene una mortalidad de alrededor del 0,1% de los casos infectados. En España en 2005 se produjeron 520 muertes por gripe y en EEUU 20.000. La gripe porcina ha causado, en países distintos de México 1 muerte confirmada de 509 casos confirmados en laboratorio. Es decir, en estos momentos una mortalidad del 0,196%, cierto, superior ligeramente a la de la gripe común. Con estos dos datos, no digo que no haya que tomar las medidas oportunas para evitar males mayores pero, ¿realmente ha de llevarnos a la psicosis que estamos viviendo? Eso es lo que provocan los medios de comunicación, la sensación de terror, de que nosotros podemos ser los próximos, cuando los datos nos dicen todo lo contrario, hay cientos de causas más probables de muerte que la gripe porcina (pensemos que al 0,196% de probabilidades de morir si resultas infectado hay que unir las probabilidades de resultar infectado, lo que hace el porcentaje despreciable) a las que ignoramos totalmente. Que decir sobre dengue y otras yerbas. Sin embargo, la televisión y los diarios nos bombardean continuamente con estas noticias, parece ser que otros temas ya no vendían y necesitaban un nuevo gancho que nos mantuviera pegados al televisor. ¿Cómo combatir la política del miedo? Pues, son necesarios dos elementos: Educación e información. La educación en cuanto que es necesario enseñar a los niños (y a las personas en general) a ser críticos, a no creerse las cosas porque las diga un periódico (que se equivoca como todos) sino que sea capaz de valorar diferentes alternativas y, decidir por sí mismo, cuál considera más adecuada. Este fue uno de los principales aciertos, de las últimas políticas educativas, no centrarse sólo en los contenidos sino también en las actitudes como la capacidad crítica (otra cosa es que al final ni se aprendan actitudes ni contenidos, pero ese es otro tema). Por otro lado, nos encontramos con la falta de información, es difícil, complicado y engorroso, en la mayoría de los casos, encontrar cifras objetivas que podamos analizar por nosotros mismos. Nos llega mucha información, pero ya tamizada y tratada por los medios de comunicación, es necesario facilitar el acceso a la fuente de dicha información para que podamos contrastarla por nosotros mismos y decidir si dicha fuente es fiable.
Silvia Mahal

No hay comentarios:

Publicar un comentario