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domingo, 29 de noviembre de 2009

Autismo Comunitario

POR JUAN GOMEZ SEVA

Cuando el autismo se apodera de una comunidad sus miembros corren graves riesgos.

En estos días estamos viviendo un serio problema de comunicación entre distintos grupos de opinión y conductas improcedentes y repetitivas pueden hacer que “nos tape el agua” en forma figurada y más peligrosa que las aguas ...del Uruguay que –en caso de hacerse presentes- se retirarán más tarde o más temprano dejándonos volver a la normalidad.
Pero esta repetición compulsiva de conductas políticas amenaza con subir de nivel sin visos de volver a niveles normales.

Problemas comunes nos afectan: la crecida del río, un camino que se hunde. Sin dudas nos afecta a todos en mayor o menor medida, con mayor o menor premura en el tiempo, con mayor o menor afectación en las cuestiones prácticas y económicas.

Asistimos con incredulidad y estupor a eventos que parecen desarrollarse fuera de la comunidad y en medios de comunicación provinciales:
- Yo digo, Tú dices. Nosotros hacemos y proclamamos, Ustedes no hacen nada y sólo ponen palos en la rueda.
- Tú dices, Yo digo. Nosotros vemos y criticamos lo que nos parece mal, Ustedes hacen con dudosas intenciones.

Mientras tanto los eventos se desarrollan y no sabemos si en realidad son las aguas que suben o es el Pueblo que se hunde.

Ya han pasado las épocas en las que el Oficialismo detentaba el poder sin mayores problemas en el horizonte. Hoy prácticamente se ha reducido a un matrimonio que intenta sobrevivir, con un pequeñisimo equipo de gobierno y un grupo de rehenes que van tomando coraje para rebelarse en dosis cada vez más notorias.
La Oposición va despertando sin terminar de amalgamarse y descubriendo que dentro de poco podría acceder a instancias de Gobierno mientras se prepara en forma acelerada para saber qué hacer en su momento.

Mientras tanto unos y otros se expresan en medios locales y provinciales en una pelea que no conduce a un diálogo productivo y que sólo descubre los intereses de unos y las impotencias momentáneas de otros.

Hasta el momento la creciente es sólo una probabilidad. El Paranacito no alcanzó –técnicamente- niveles de creciente. Es claro que ya nos está perjudicando: muchos ya tienen el agua en sus patios y sistemas productivos, la mayoría levantamos las pilchas, los que están en los diques rezan para que aguante una noche más.
Pero CRECIENTE, lo que se dice CRECIENTE, no hay. No podemos tapar el sol con la mano, pero con esperanza apostamos al viento norte y a que pare de llover unos días en los pagos donde nació la Sra. Intendente. Confiamos y nos jugamos por la querida Isla que nos hace convivir con el río y sus aguas.

Pero volviendo a aquello de las conductas repetitivas no se puede dejar de señalar que esta Gestión tiene un libreto bien ensayado ante las llegadas de las aguas plagado de conductas compulsivas y desesperadas:
- Se llenan páginas y micrófonos de alertas y pedidos de auxilio: el que no llora no mama...
- Se saca la tierra que ya estaba seca y consolidada en las taipas del camino, y se la pone en los diques, se vuelven a hacer las taipas.
- Se ponen bombas porque ya no hay taipas.
- Se ponen bolsas porque los diques están recién hechos.
- Se solicitan partidas y maquinaria a la Provincia para hacer estos movimientos que se debieron hacer antes o no se debieron hacer.
- Se aprovecha la creciente para solicitar lo que nuestra gente siempre ha necesitado: una vivienda digna, un lugar seco y cálido para dormir, una alimentación cercana a lo necesario.
- Con singular afectación se nos enrostran las tareas realizadas, como si hace unos años no se nos hubiera pedido el voto y estas tareas se realizaran ad-honorem.

Por su parte –nuevamente- desde la oposición se critica lo actuado y omitido una y otra vez sin lograr mostrar propuestas superadoras o apareciendo ante la mirada pública como simples testigos criticones. Si hay ideas superadoras, que seguramente las hay, es hora de presentarlas ante el común de la gente en forma clara y concisa, sin dejar espacios vacíos y dejando que por su propio peso se impongan.

Es hora de que los sordos escuchen, de que quienes tengan algo para decir lo hagan en forma pública y concreta, sin estridencias y con la razón que da el sentido común. Que quienes conducen lo hagan bajo un plan sistemático, consensuado y previamente establecido, golpeando las puertas que haya que golpear, pero sin dar alaridos como quien se sube a la mesa al ver una laucha. Mostrando su don de liderazgo en medio de un momento complicado.

Cuando todos los actores conocen claramente sus compromisos y obligaciones de antemano evitaremos repetir estas conductas compulsivas, repetitivas e inoperantes.
Pero claro que para que se cumplan los papeles, los roles, tenemos que escucharnos, conversar, enriquecernos de lo que todos y cada uno podemos aportar antes, como mínimo durante pero en ningún caso después o nunca.

Y lo más grave sería que quienes conducen el auto-bomba comiencen a arrojar bomberos con sabiduría y experiencia por cuestiones personales o viejos antagonismos pues entonces el rumbo puede a llegar perderse en forma irremediable.Leer más

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