EL VOCERO - EDITORIAL

EDITORIAL
VERGÜENZA CIUDADANA
Se dice que “no hay peor perro que el del amo herido”. Porque muerde a todo el que se le acerca por el solo hecho de morder y porque de morir el amo, lo esperan años de vagar y defenderse solo.las presiones a los empleados han existido desde el principio de los tiempos, es un virus del poder. Pero que actualmente en nuestra Villa gente afiliada a un gremio sea convocada a una oficina y luego se desafilie aludiendo “motivos personales” nos lleva a presumir cuanto o que le habrían ofrecido para hacerlo. Cuesta imaginarse como le enseñaran a sus hijos a defender sus derechos cuando ellos lo cambian por un pedazo de pan duro. Por vivir el hoy sin poder mirar a los ojos a sus compañeros de trabajo. Lo curioso es que de ser cierto la campaña de “convencimiento” se encontraría a cargo de personas que deberían ocupar ese tiempo en intentar arreglar los números que manejarían y estarían a punto de explotarle en las manos, o en insolventes que actuarían en su nombre y por los que deberían responder. Porque aparentemente nadie le habría explicado a algunas señoras que la caja que tanto les preocuparía no es de ellas y además haría agua por todas partes. Es vergonzoso que vecinos se hayan enterado fuera de Paranacito los comentarios de comerciantes sorprendidos por facturaciones “recargadas” que deberían preparar para poder satisfacer los apetitos crecientes de las compradoras. ¿Más el veinte? Sería una expresión corriente a la hora de confeccionar una factura….Más vergonzoso es escuchar en el aire de Paranacito aprietes del tipo “!!! Si no firman no me vengan a pedir más ayuda¡¡¡¡¡” Señoras : Por favor. Un poco de cordura. En todo caso, Ustedes no ayudarían con su bolsillo cada vez más gordo (pese a que tienen un solo trabajo). Simplemente elegirían a dedo a quienes dar la plata que no es de ustedes. En el fondo y recen lo que recen, no dejan de ser pobres de alma, cada vez mas lejos del aprecio de la gente sana, lo que pueden palpar a cada paso, en cada mirada, en cada esquina que ya pocas veces pueden transitar por pura, si la tienen, “vergüenza ciudadana”